COMENTARIOS SOBRE LA CONCENTRACIÓN DE GASOLINERAS
Si bien es cierto que la CFC no ha impuesto límites territoriales al establecimiento de estaciones comercializadoras de gasolina, no podemos concluir que esto ha saturado el mercado en las zonas más habitadas del país, puesto que esto podría reinterpretarse como ya no invertir más en estaciones de gasolina en la Cd. de México, Guadalajara o Monterrey; ante esto el siguiente escrito propone nuevas formas de interpretación de los datos estimados y utiliza un panorama comparativo para medir la eficiencia económica de las estaciones de gasolina en las principales áreas conurbadas a nivel nacional.
Las áreas con mayor número de habitantes son las que concentran mayor número de estaciones de gasolina. En 2005 la distribución en las tres principales ciudades del país (incluyendo su área metropolitana según datos del INEGI) fueron como sigue: Cd. de México concentra el 18.63% de la población nacional y el 10.4% de las estaciones, Guadalajara concentra el 3.97% de la población y el 2.98% de las estaciones, y Monterrey el 3.54% poblacional y el 5.17%; como podemos observar en ocasiones no corresponden ambos indicadores pues para la Cd. de México está muy por debajo el número de gasolineras, mientras que para Monterrey es superior por 1.63 puntos porcentuales. En este sentido podemos argumentar que no es suficiente el indicador poblacional para medir si es eficiente el número de gasolineras en una región.
El número de estaciones a nivel nacional para 2005 se calculó en base a los datos presentados en el Cuadro 2 de la presentación original.
Continuando un poco con la base poblacional podemos decir que en México (en 2008), había 8.09 estaciones de gasolina por cada 100,000 habitantes ; es decir si este estadístico no es sesgado podríamos concluir que esta cifra es la eficiencia que se requiere para cubrir la demanda; pero para contrastar esta cifra veamos que lo que ofrece un país más de mayor jerarquía económica. EE.UU. cuenta con aproximadamente 39 gasolineras por cada 100,000 habitantes , lo que quiere decir que a México aún le falta mucho para llegar a este nivel de competencia.
Pongamos otra perspectiva , México cuenta con un territorio de 1,923,040 km2, por tanto existen 4.3 gasolineras por cada 1000 km2; en cambio en EE.UU. que tiene un territorio de 9,372,610 km2 tiene 12.1 gasolineras por cada 1000 km2, lo que quiere decir que en nuestro país vecino es más fácil hallar un lugar donde cargar combustible. Pero adentrándonos un poco en lo que sucede en nuestro país, obtenemos también que para el estado de Jalisco (el cual incluye la segunda ciudad en importancia) se tienen 7.6 gasolineras por cada 1000 km2, mientras que para el Distrito Federal se tiene en promedio 171 gasolineras repartidas en todo su territorio por cada 1000 km2, otros casos son el Estado de México con 31.8 y Nuevo León con 8.4 gasolineras repartidas teóricamente. Pongamos en este mismo panorama al estado de Nueva York, el cual tiene un territorio de 141,299 km2, y que cuenta con 4,823 estaciones de gasolina repartidas sobretodo en la región portuaria (Ciudad de Nueva York); el indicador nos da 34.1 gasolineras, si este indicador representa la medida económica más cercana a la eficiencia entonces podríamos decir que el Estado de México se acerca a la eficiencia económica.
Podemos poner otro indicador más , México cuenta con una red carretera de 440,000 kilómetros aproximadamente, lo que corresponde a encontrar 1.9 gasolineras por cada 100 kilómetros que avanzamos, mientras que en EE.UU con una longitud carretera de 6,465,000 kilómetros aproximadamente, también se encuentran teóricamente 1,87 gasolineras cada 100 kilómetros que avanzamos. Esto supondría que estamos en un indicador similar al de un país competitivo por lo que la saturación de mercado podría no ser real; o más bien podríamos encontrar que los inversionistas prefieran invertir en zonas muy congestionadas y no vean las oportunidades de establecer gasolineras en zonas apartadas con poco flujo vehicular pero con una considerable ventaja geográfica.
Si bien es cierto que el precio de la gasolina lo impone PEMEX, las concesionarias pueden muy bien optar por una segunda vía para maximizar sus rendimientos: la cantidad, pues sería poco rentable administrar una gasolinera que tiene otro(s) competidor(es) en una misma zona geográfica y que cuentan con un mismo producto y con similares condiciones de atención y servicio (tiendas de conveniencia, aéreas de descanso, venta de accesorios y mantenimiento para los automóviles, etc.) por tanto podrían optar por un método ilegal pero económicamente rentable para sacar beneficio a su actividad y colocarse por encima del rendimiento promedio del sector, este método consiste en brindar gasolina adulterada (rebajada con sustancias como agua o aceite) para obtener mayores cantidades vendidas a menor costo; o bien calibrar la máquina despachadora de gasolina para que marque una cantidad mayor cuando en realidad se brinda menos combustible, de igual forma se obtienen mayores beneficios al brindar un producto que en teoría tiene garantizado ciertas pautas de calidad y está siendo evaluado por la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) para evitar este tipo de fraudes.
En un sondeo realizado a despachadores, tan sólo en la Cd. de México uno de cada diez establecientes ha tenido que pagar multas y recargos por ser sorprendido con movimientos ilegales en el manejo, distribución y comercialización de gasolina y diesel. La Subprocuraduría de Verificación de la Profeco, en específico la Dirección General de Verificación de Combustibles, marcó que en 2009 fueron 2,923 las entidades expendedoras de gasolina quienes se les aplicó medidas precautorias al momento de verificarlas, lo cual representara el 34.17% del total de expendedoras que se registraron .
El problema de la doble marginalización
En este caso en específico nos encontramos en el “problema de la doble marginalización”, donde por un lado tenemos un productor monopólico que establece los precios que se cobran al consumidor final, y por el otro tenemos a un distribuidor que compite ferozmente frente a sus rivales geográficas y que tiene que aceptar el precio establecido por ley.
El problema de la doble marginalización lo podemos graficar de manera que PEMEX (productor de gasolina monopólico) impone un precio de venta (w) por encima de sus costos de producción (c), mientras que la gasolinera (distribuidor competitivo) acepta este precio como sus costos e impone un precio final que es el que fija la ley (p) ver figura 5.
Así mientras w se asemeje a p el margen de ganancia de la gasolinera será menor, mientras que los beneficios del distribuidor se los come PEMEX, la gasolinera solo podrá optar por aceptar este margen cada vez más reducido, o exigir que aumente el precio final que se le cobra al consumidor final, o finalmente vender cantidades por debajo de lo debido.
En el problema de la doble marginalización en el caso de la gasolina, no sólo representa pérdidas al distribuidor sino también se pierde eficiencia representada por la cantidad que se deja de producir y vender (triangulo rojo en la figura 5) al tener un mercado monopólico que fije el precio de venta. Este problema se puede solucionar si se vendiera w al costo de producción c, pues así el margen de ganancia del distribuidor se incrementaría en un cierto porcentaje mientras que el excedente del consumidor también lo haría; de hecho el margen de ganancia se extendería en una proporción relativamente baja comparada con el excedente del consumidor puesto que la distribución de gasolineras la hemos considerado competitiva e incluso atestada en ciertas regiones.
Una medida complementaria que puede ayudar a las distribuidoras de gasolina y diesel en nuestro país sería la venta de este insumo en territorios exclusivos y con ciertas distancias mínimas para establecer nuevas expendedoras.
miércoles, 17 de febrero de 2010
Suscribirse a:
Entradas (Atom)